Antonio Neumane – Biografía y Obras Ecuador. Si tienes alguna inquietud recuerda contactarnos a través de nuestras redes sociales, o regístrate y déjanos un comentario en esta página. También puedes participar en el WhatsApp. Si usas Telegram ingresa al siguiente enlace.
Antonio Neumane Marno fue un Francés que hizo de Ecuador su hogar. Se destacó por ser un compositor, pianista y director de orquesta. También es reconocido por crear la música del Himno Nacional del Ecuador.
Índice
Biografía
Antonio Neumane nació el 13 de junio de 1818 en Córcega (Francia). Sus padres fueron el Sr. Serafín Neumane y la Sra. Margarta Manrno. Sus padres esperaban que estudiara medicina pero al confesar que él quería estudiar música tuvo el rechazo inmediato de sus progenitores. En vista de ello, fue a estudiar música lejos de sus padres, a Austria en la Universidad de Música y Arte Dramático de Viena. En 1834, se dirigió a Milán, Italia, para ser profesor en una academia de música.
Después de tres años (1837) regresó a Austria y se casa pero su matrimonio duró poco tiempo dado que enviudó años después de la boda. Después decide ir a Turín, Italia en donde se cada con la soprano Idálide Turrí y con ella tuvo una hija llamada Nina. Antonio Neumane, con el fin de hacer varios arreglos musicales, regresa a Viena en donde capta la emoción del emperador Fernando I de Austria. De esta manera, él le otorga un reconocimiento por su trabajo el cuál le dio muchas oportunidades.
Gira por América del Sur
Un año más tarde de la muerte de María Malibrán, una cantante con mucho éxito en Europa, Neumane funda la compañía de ópera Malibrán. Y con esta empieza una gira por Sudamérica. La troupe estaba conformada por los siguientes integrantes:
- Zambiatti (tenor),
- Ferretti (bajo),
- Gastaldi (bufo),
- Amina y Teresa Rossi (tiples),
- Idálide Turri de Neumane (contralto),
- Irene Turri (soprano),
- Grandi (barítono),
- Rizzoli (tenor de coros) y
- Antonio Neumane Marno, que dirigía la orquesta.
El primer país en el que se presentaron fue Argentina, en Buenos Aires. Después en Santiago de Chile en donde Antonio se convierte en director de bandas. Es por ello que llega a dirigir un concierto de seis bandas al mismo tiempo. Es así como el Gobierno de Chile lo convierte en director del Conservatorio Nacional de Música.
Llegada a Ecuador
La troupe llega a Guayaquil en 1841 y dado que no había un teatro, desarrollan el evento en una casa particular, situada en la esquina de Pichincha e Illingworth. Debido al entusiasmo de algunas de las integrantes, Neumane decide quedarse para enseñar canto. Un año después se presenta una epidemia de fiebre amarilla en el país por lo que tres de sus cantautores mueren y la compañía se disuelve.
Neumane sobrevive junto a su esposa e hija y en 1843 lo contratan como profesor de música del batallón N° 1 de la ciudad. Tiempo después, debido a su reconocimiento, le piden crear la música para un poema de José Joaquín de Olmedo.
Antonio viaja junto a su familia a Lima, Perú, en 1851. Después viaja a Europa, solo, y regresa con una nueva compañía musical. De esta manera, en 1856 regresa a Guayaquil y dirige, durante la inauguración del Teatro olmedo, a la ópera de Gertrudis Gómez de Avellaneda: La Hija de las flores. Años más tarde nacen en Ecuador sus otros hijos: Ricardo y Rosa.
El origen del Himno Nacional del Ecuador
En 1865 es presentada una propuesta para el himno nacional, al Congreso ecuatoriano, de parte del músico argentino Juan José Allende. La obra de Allende era en parte suya (música) pero la letra pertenecía a un poeta desconocido. Sin embargo, esta propuesta fue rechazada.
Posteriormente, el presidente del Senado, Rafael Espinosa Rivadeneira, se contacta con Juan León Mera para que escriba la letra del Himno Nacional. El escritor tenía poco tiempo para entregar el trabajo y de acuerdo al sacerdote jesuita Aurelio Espinoza Pólit, Juan León Mera se inspiró de la letra de la Canción patriótica de Olmedo. Luego, el general Secundino Darquea, llama a Antonio de Neumane para que componga la música del que sería el himno.
Neumane se niega rotundamente pero el general le pone un centinela en la puerta de su casa. Es por ello que a Neumane no le queda otra opción que realizar lo pedido. Finalmente, ¡Salve oh patria! fue estrenado el 10 de agosto de 1870 en Quito. Lo interpretaron los miembros de la Compañía de Ópera de Pablo Ferreti.
Trabajo final
En 1870, Neumane es invitado por el presidente Gabriel García Moreno a dirigir el Conservatorio Nacional de Música, en Quito. Sin embargo, un año después, un 3 de marzo, Antonio Neumane fallece por un ataque fulminante al corazón.
Los restos de Antonio Neumane son trasladados a Guayaquil y sepultados en el templo de San Francisco. Su esposa muere siete años más tarde. Por otro lado, sus hijos protegen sus pocas obras que quedaron intactas después del Gran incendio en el templo de San Francisco.
Obras
Como se mencionó anteriormente, Antonio Neumane es reconocido por componer el Himno Nacional del Ecuador junto a Juan León Mera. Sin embargo, no hay muchos documentos de otros obras dado que muchas de ellas se perdieron en el gran incendio de Guayaquil de 1896. Por otra parte, entre las obras que sobrevivieron a dicho suceso fueron:
- Nocturno para Fagot.
- La suite ecuatoriana.
- Perdón.
- Pour une damme.
Himno Nacional del Ecuador
CORO
Salve oh patria mil veces oh patria!
¡Gloria a ti! (2 veces)
Ya tu pecho, tu pecho rebosa,
gozo y paz ya tu pecho rebosa,
y tu frente, tu frente radiosa
más que el sol contemplamos lucir.
ESTROFAS
I
Indignados tus hijos del yugo
que te impuso la ibérica audacia,
de la injusta y horrenda desgracia
que pesaba fatal sobre ti,
santa voz a los cielos alzaron,
voz de noble y sin par juramento,
de vengarte del monstruo sangriento,
de romper ese yugo servil.
II
Los primeros los hijos del suelo
que, soberbio, el Pichincha decora,
te aclamaron por siempre señora,
y vertieron su sangre por ti.
Dios miró y aceptó el holocausto,
y esa sangre fue germen fecundo
de otros héroes que atónito el mundo
vio en tu torno a millares surgir.
III
De estos héroes al brazo del hierro
nada tuvo invencible la tierra,
y del valle a la altísima sierra
se escuchaba el fragor de la lid.
Tras la lid, la victoria volaba,
libertad tras el triunfo venía,
y al león destrozado se oía
de impotencia y despecho rugir.
IV
Cedió al fin la fiereza española,
y hoy, oh Patria, tu libre existencia
es la noble y magnífica herencia
que nos dio el heroísmo feliz.
De las manos paternas la hubimos,
nadie intente arrancárnosla ahora,
ni nuestra ira excitar vengadora
quiera, necio o audaz, contra sí.
V
Nadie, oh Patria, lo intente. Las sombras
de tus héroes gloriosos nos miran,
y el valor y el orgullo que inspiran
son augurios de triunfos por ti.
Venga el hierro y el plomo fulmíneo,
que a la idea de guerra y venganza
se despierta la heroica pujanza
que hizo al fiero español sucumbir.
VI
Y si nuevas cadenas prepara
la injusticia de bárbara suerte,
¡gran Pichincha! prevén tú la muerte
de la Patria y sus hijos al fin
Hunde al punto en tus hondas entrañas
cuanto existe en tu tierra, el tirano
huelle solo cenizas y en vano
busque rastro de ser junto a ti.
Letra: Juan León Mera.
Música: Antonio Neumane.