Novena de Navidad: Quinto Día Oración. La Novena de Navidad comienza a rezarse el 16 de diciembre de cada año, para rezar la última al llegar al día 24, la fecha en que Jesús nacerá. Quinto Día: Anuncio de la misericordia. Si tienes alguna inquietud recuerda contactarnos a través de nuestras redes sociales, o regístrate y déjanos un comentario en esta página. También puedes participar en el WhatsApp Ecuador.
Cómo rezar la Novena
(Con la señal de la cruz) En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Benignísimo Dios de infinita caridad que nos has amado tanto y que nos diste en tu Hijo la mejor prenda de tu amor, para que, encarnado y hecho nuestro hermano en las entrañas de la Virgen, naciese en un pesebre para nuestra salud y remedio; te damos gracias por tan inmenso beneficio. En retorno, te ofrecemos, Señor, el esfuerzo sincero para hacer de este mundo tuyo y nuestro, un mundo más justo, más fiel al gran mandamiento de amarnos como hermanos. Concédenos, Señor, tu ayuda para poderlo realizar. Te pedimos que esta Navidad, fiesta de paz y alegría, sea para nuestra comunidad un estímulo, a fin de que, viviendo como hermanos, busquemos más y más los caminos de la verdad, la justicia, el amor y la paz. Amén.
Oración inicial: Novena de Navidad Quinto Día
Señor Jesús, Tú eres amor y vida. Has querido nacer como todos nacemos, de una mujer. De esta forma has bendecido a la familia. haz que cada familia se convierta en verdadero santuario de vida y de amor. Haz que tu gracia guíe los pensamientos y las obras de los esposos, hacia el bien de sus familias. Haz que las jóvenes generaciones encuentren en la familia una fuerte de apoyo para su crecimiento en la verdad y en el amor. Haz que los niños sean esa semilla de esperanza en la familia y así, con nuestro amor, se renueve su inocencia. Haz que el amor santificado por la gracia del matrimonio, se demuestre más fuerte que cualquier debilidad y cualquier crisis. Amén.
Saludos
Queridas hermanas y hermanos: desde que Jesús vino al mundo, hombres y mujeres vivimos en fiesta permanente. Jesús, el Hijo del Padre Dios, nos reconcilió con Dios. Ahora, pues, no sólo que nos llamamos hijos de Dios, sino que lo somos de verdad. Cuando uno recibe un regalo, la mejor manera de agradecer es disfrutarlo. Disfrutemos, entonces, de poder llamar Padre a Dios.
En nuestra vida: Novena de Navidad Quinto Día
Hay muchos niños que por falta de tensión y de amor, se van de sus casas o se alejan de sus padres. Esto hace que crezcan resentidos. Los padres de familia debemos acoger, cuidar, proteger a nuestros hijos. De lo contrario la imagen que damos de padres puede ser que aleje a nuestros hijos del Padre Dios. Ellos deben saber que hay un Padre que nunca nos abandona, que desde que estamos en el seno materno nos quiere y nos espera.
Texto
La Novena nos lleva hoy hasta la montaña de Judá, donde la Virgen María, que se ha desplazado, desde Nazaret, para encontrar a su pariente Isabel, le ayuda a entender algo más del misterio que está escondido en ella: “Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre”.
La reconoce con un cántico, eco de los cánticos de antiguas mujeres llamadas por Dios. Y bendice al Señor con el Magníficat que meditaremos este día.
Proclamación de la Palabra Lc 1,46-56
“En aquel tiempo, dijo María: Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de júbilo en Dios, mi Salvador, porque puso sus ojos en la humildad de su esclava.
Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones, porque ha hecho en mí grandes cosas el que todo lo puede. Santo es su nombre, y su misericordia llega de generación en generación a los que lo temen. Ha hecho sentir el poder de su brazo: dispersó a los de corazón altanero, destronó a los potentados y exaltó a los humildes. A los hambrientos colmó de bienes y a los ricos los despidió sin nada.
Acordándose de su misericordia, vino en ayuda de Israel, su siervo, como lo había prometido a nuestros padres, a Abraham y a su descendencia, para siempre. María permaneció con Isabel unos tres meses y luego regresó a su casa”
Reflexión
En Jesús se cumplen todas las promesas de Amor que Dios había hecho a su pueblo, para acercarse más a los hombres. Jesús nos enseña al Padre y hace que también nosotros lo amemos, sintamos que somos sus hijos y lo tratemos con confianza, el quinto día es dedicado al diálogo. Toda la Biblia es un diálogo amoroso y salvífico de Dios con los hombres. Un diálogo que lleva a su culmen y su plenitud cuando la palabra de Dios que es su Hijo, se hace carne, se hace hombre, tal como lo narra San Juan en el primer capítulo de su evangelio.
De Dios apoyado en la sinceridad, afianzado en el respeto y enriquecido por la comprensión, es el que necesitamos en todas nuestras relaciones. Un diálogo en el que a diario “nos revistamos de misericordia, bondad, humildad, mansedumbre y paciencia”.
El diálogo sereno que brota de un sincero amor y de un alma en paz es el mejor aguinaldo que nos podemos dar en Diciembre. Así evitamos que nuestras casas sean lugares vacíos de afecto en los que andamos dispersos como extraños bajo el mismo techo. Dios nos concede a todos el don de comunicarnos sin ofensas, sin juicios, sin altanerías, con respeto y empatía, lo que genera acogida y mutua aceptación.
Oración: Novena de Navidad Quinto Día
Padre Bueno, Tú que amas tanto al mundo, que has querido hacernos hijos tuyos, y qué deseas que te conozcamos personalmente, te pedimos:
Muéstranos, Padre, tu rostro de Amor. Por todos los niños sin padre, para que encuentren en Ti al verdadero Padre, que nunca rechaza a nadie. Muéstranos Padre tu rostro de Amor. Para que las familias ecuatorianas vivamos la vida de amor sincero de la Familia de Nazareth; y para que todos nos eduquemos en un ambiente de sencillez y de fe. Muéstranos Padre tu rostro de Amor. Por todos los padres de familia, para que el diálogo amoroso con el Padre Dios les ayude a ser para sus hijos, reflejo del amor de Dios Padre. Muéstranos Padre tu rostro de Amor.
Compromiso
Jesús dice que nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquellos a los que el Hijo (Verbo) se lo quiera dar a conocer. Para conocer al Padre, Jesús nos regala los evangelios. Delante del Nacimiento, comprometámonos a leer con más frecuencia la Palabra de Dios
Se cierra la novena con algún villancico