Precios de los aceites vegetales. El más afectado es el aceite de girasol, cuya tonelada se ha encarecido en 246% desde 2022. A la guerra y la pandemia se suman, incluso, problemas de sequía en los principales proveedores en América Latina. Si tienes alguna inquietud recuerda contactarnos a través de nuestras redes sociales, o regístrate y déjanos un comentario en esta página. También puedes participar en el WhatsApp. Si usas Telegram ingresa al siguiente enlace.
Diversos factores como la pandemia, condiciones climáticas y, en la actualidad, la invasión rusa a Ucrania, han supuesto un nuevo desafío para el sector de aceites vegetales. La inflación, o el aumento generalizado de precios, ha afectado duramente a este sector, tanto a productores como a consumidores.
Efectos-Precios de los aceites
El efecto de la guerra ha generado la restricción de exportaciones de aceite de girasol fijada por Ucrania, lo que ha llevado a los diferentes mercados a buscar alternativas de suministro como el aceite de palma y soja, motivando el aumento de la demanda de estas materias primas, y consecuentemente, el incremento de precios de estas a niveles históricos máximos.
Los impactos del conflicto sobre las cadenas productivas globales son evidentes y aunque Ecuador se encuentre, físicamente, distante del conflicto, la afectación a algunas industrias locales empieza a evidenciarse. En el caso del aceite de girasol, la tonelada pasó de costar $668 en 2020 a $2.310 en 2022, es decir, un 246% más.
Precios de los aceites
Por su parte, la tonelada de aceite de palma aumentó de $682 a $1.945 en la actualidad, lo que representa 211% adicional; mientras el aceite de soya se encareció de $637 a $1.774, lo que representa 178% más. Finalmente, la tonelada de aceite de canola pasó de $804 a $2.128, es decir, 165% más.
A los factores vinculados al conflicto se suman otros elementos particulares del sector agroindustrial de aceites vegetales que abonan al incremento de precios. Se encuentra el factor climático, entre estos la sequía que ha afectado los cultivos de los tres principales productores de aceite de soja (Argentina, Brasil y Paraguay) y las restricciones de exportación adoptadas por Indonesia, el principal productor mundial de aceite de palma.
Una suma de factores que generan presión sobre los precios internacionales del aceite de palma, girasol y soja.
En este contexto, la cadena productiva local enfrenta una pérdida de superficie de cultivos. Por ejemplo, Propalma Ecuador puntualizó que la pudrición del cogollo (plaga en la palma) ha provocado la pérdida de más de 110.000 hectáreas de cultivo de palma, lo que ha reducido la producción de aceite crudo de 604.000 toneladas a 380.000 toneladas año.
De acuerdo Antonia Romero, ingeniera agroindustrial, la menor producción y extensión de siembra se repite en gran parte sector aceitero. » Esto también tiene un impacto en la subida de precios porque el Ecuador no tiene resortes internos para paliar la crisis. Por eso, el Gobierno si tiene una cuenta pendiente con la real reactivación del un sector fuertemente golpeado», dijo.
Esto, sin sumar, además, los costos adicionales de producción, transporte y derivados, que también se vieron afectados por otro factor importante, la pandemia del COVID-19, misma que frenó la operatividad logística y cuyos efectos se sienten hasta la actualidad.
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La suma de todos estos factores hacen cada vez más imperiosa la búsqueda de fórmulas para ajustar la estructura de costos destinada a precautelar el abastecimiento local. En otras palabras, buscar alternativas para facilitar y abaratar la importación de insumos; además de un acceso real a créditos productivos
«Desde la industria consideramos preciso que el gran reto será impulsar la reactivación de la producción local con apoyo financiero de la banca pública, establecer estrategias enfocadas en precautelar el abastecimiento local, e impulsar la reactivación económica de provincias productoras, como Esmeraldas», puntualizó Propalma Ecuador en un comunicado. (JS)